¿Este hombre sufría de Esquizofrenia? ¿Paranoia? ¿Alucinaciones? ¿Estaba loco? ¿O estaba loco yo al quedarme, escuchar y seguir escribiendo?
Necesitaba saber qué era esa sensación de "deber" ¿Una forma de hipnosis? Lo dejé hablar y escribí ...

"Esta puede parecerte la historia más loca, absurda, tal vez la más ingenua que hayas oído, sin embargo es mi historia y por ello, también la tuya".

CAPÍTULO ONCE


CAPÍTULO 11

 

“Durante la “noche eterna”, tiempo de sombras de Teramar, Gama I, Mriem VI y Human I desde la nave madre sin ojos, tuvieron que presenciar con impotencia e incertidumbre, el desastre del espacio azul y la muerte del hermano planeta. Fueron testigos del caos, manteniendo comunicación con los Shivas que desde las dos bases del lugar azul les narraban los sucesos. Una densa nube de oscuro polvo cubría Teramar...

 

Se repetía en las memorias de los tres dhevas el legado entregado por el Consejo supremo de las galaxias, como un fin determinante para sus decisiones. El sistema lleno de piedras arrancadas de los planetas gemelos formando un cordón de recuerdo en el espacio marcaba la muerte y el desorden causados al planeta azul, como respuesta a la responsabilidad confiada que había sido defraudada, hecho que había que corregir. Los Dhevas nombrados guardianes de la vida, del amor y de la paz en los mundos de Lea, tenían que evitar la repetición del horror visto en Nibiru.

 

Entonces Gama I el dheva superior al mando de la nave madre sin ojos, tomó la decisión de descender en el pedazo pequeño que quedaba del planeta pálido gemelo, que congelado flotaba irregular frente al planeta mar azul hundido en su costado. La arena del pedazo de Edenario pálida y reseca por el choque, presentaba grandes agujeros sin vida y su movimiento dejaba oculto permanentemente a la luz uno de sus lados, el más caótico, el arrancado del planeta expulsado, el vacío.

 

Human I y Mriem VI, discutieron con el Dheva al mando la decisión, El consejo supremo de las galaxias había permitido la unión de los dhevas en los planetas de Lea, pero “sin intervención”. Descender y buscar la manera de revertir el caos suponía romper el compromiso de No intervención.

Gama I planteó como razón para su decisión, el horror causado como intervención previa que debió evitarse, dada por la presencia de las razas antiguas en conflicto, cuya guerra había sido llevada al lugar nuevo inocente de la misma. No hubo argumento más valioso que el suyo y hubo que acatar sus órdenes.

 

Sería un trabajo arduo de coordinación perfecta con los hermanos en Teramar, para ello, debían reconstruir el pedazo de planeta flotante, formando con él una coraza que cubriría por siempre a la nave madre, que desde ese momento sería el núcleo del nuevo planetoide, satélite guardián de la vida en Teramar.

Ahí armaron suelo metálico que imantara al planeta azul para regularizar su órbita y permitiera la sobrevivencia de los que sabían se habían salvado del caos en las naves y de los que escondidos en cavernas situadas en las alturas de la tierra azul, estaban enloquecidos ante los constantes movimientos.

 

Lluvias y chispas eléctricas seguían asolando su tierra, mas poco a poco se disiparon las nubes negras y el planeta azul logró establecerse en su nueva órbita. El sol parecía haberse alejado. Las aguas bajaron y del fondo surgieron bocas de fuego que luego se secarían congelándose junto con la superficie por un período de tiempo muy largo, incontable. El agua, el fuego y luego el hielo cegaron la vida de muchas especies de grandes animales que no pudieron embarcar. Los océanos que antes del caos habían sido lagos plácidos, tenían grandes movimientos, pudieron saber que en sus profundidades se habían refugiado los ermitaños seres reptil conjuntamente con la especie mutante que surgió de la mezcla con los humanos. Mientras tanto en las montañas más altas, las demás razas, mezcladas y confundidas, luchaban con la hostilidad de su suelo en constante movimiento generación tras generación, olvidando el inicio del cataclismo.

 

La etapa de caos, de cielos hirvientes y congelados, de desorden y encierro, dio pie a la llegada de naves nuevas, de viajeros de otras distancias que llegaban a buscar un espacio para sí. Colonos nuevos de razas no conocidas antes en Lea, naves de 153 formas nuevas y lugares diferentes, tomaron espacios en zonas nuevas y antiguas despobladas ahora. El lugar azul era muy grande y rico, no había motivo para creer que esas llegadas no traerían la única intención de tener una vida nueva, en una nueva casa.

 

Al cabo de la noche eterna, en el cielo nuevo de Teramar, pudieron disiparse las nubes oscuras y fue visible la base de plata transformada para dar vida. El pedazo de Edenario y la nave madre sin ojos habían sido fusionados, dando la luz a la nueva base- satélite que logró su eje cercano al planeta azul, iluminando con su luz tenue las oscuridades sin sol de Teramar, dejando en su cielo visible un paisaje de estrellas.

 

Ahí quedó por siempre la base guardiana de la estabilidad en Lea, los dhevas ahí empezaron una nueva vida, siendo eternos habitantes del lado oscuro del plateado satélite artificial, en contacto permanente con la sabiduría que, a la distancia, de regreso ya a Teramar, los hermanos shivas y sus rescatados, transmitían para la conservación de la paz. El planeta azul ahora se movería de este a oeste encontrando de nuevo en su cielo la visión del sol y la vida.

 

Ahí vivirían Mriem VI y Human I por un tiempo interminable, comprendiendo por fin la importancia de la misión que los ancianos del consejo de las galaxias les encomendaron. No eran guardianes de Lea, ni de un planeta inferior en investigación. Eran guardianes del único y verdadero paraíso.

Mriem VI se inclinaba siempre para buscar la meditación en el suelo del nuevo espacio de plata, su energía casi agotada lograba nutrirse de nuevo, como tiempo atrás lo hiciera en la pirámide de cristal en Nibiru. La base de la vida, se convirtió para él en un nuevo gran templo de energía de amor y en su condición de príncipe de luz habiendo dejado el aprendizaje de ruidos vocales para el final, al igual que el uso de armas y la construcción de naves, tuvo la oportunidad de presenciar la construcción del nuevo espacio y fue su mano, su energía la llave para su sello, porque ese sería su destino desde aquel momento, ser el dheva guardián. Ya no sería más un peregrino del espacio transitando Lea, por fin tendría un camino trazado y hogar.

No había tiempo para distracciones, debía responder a su destino y auto prepararse en todo lo que le faltara aprender, human I era su guía inmediato y aunque no estaba de acuerdo con las instrucciones de Gama I a la educación acelerada, debió intensificar las prácticas.

Mriem VI siempre interrumpía las enseñanzas con mil preguntas y sentimientos encontrados retrasando así el proceso de entendimiento del camino físico de guardián, intentando entender imágenes que nacían en su mente como recuerdos, entrando en conflicto con su necesaria evolución física y tecnológica.

Cuando los suelos en Teramar después de largos tiempos de incertidumbre hicieron posible el regreso de las naves con hermanos shivas al mando, estos buscaron a sus iguales en las bases y cuanto lugar posible hubiesen utilizado para refugiarse.

Encontraron a los habitantes del lugar azul que se habían refugiado en cuevas a gran altura, presos del miedo. Sus cuerpos habían sufrido cambios provocados por el largo tiempo de vivir escondidos respirando aire enrarecido. Se alimentaban con la carne de animales rastreros, arrancando los pedazos sangrantes con los dientes. Sin posibilidad de ver el sol casi todos eran ciegos o de poca visión. Habrían transcurrido, contando los tiempos como se cuentan hoy, más o menos, entre 300,000 y 400,000 años de vida terrestres después de la primera gran guerra que cambió el eje de la tierra.

 

De los que habían huido del “Lugar Pacífico de los Mundos” ya no quedaba ni el recuerdo. Los terrestres de las montañas eran descendientes sin memoria, habían nacido después del caos, acostumbrándose a la vida sin luz de las cuevas y su raza se había multiplicado degenerándose. Ya no caminaban erguidos, sus cuerpos por la poca altura de las cuevas habían crecido compactos, fuertes, pero torcidos. Sus manos y pies eran más grandes y toscos. Sus pieles eran más claras, aunque seguían conservando su aspereza original. En los ojos claros de algunos y en la agresividad ante la necesidad del sustento se podía adivinar la mezcla de terrestres originarios con edarios. Pero no había en ellos rastro de civilización.

 

Habiendo perdido todo indicio de cultura y el refinamiento que originalmente tuvieron, eran como animales emitiendo ruidos guturales y gruñidos. Ya no usaban finos vestidos, ahora caminaban desnudos cubiertos por sus largas cabelleras, sucios y envueltos en polvo y sudor en una carrera infame por lograr sobrevivir.

 

Descendieron entonces las razas que habían logrado salvarse en naves. Éstas sí mantenían el recuerdo y la forma física anterior. Eran los hijos de los hijos, de los hijos de los protagonistas de la huida en la guerra, pero sus almas nuevas llenas de amor no guardaban rencores. Estaban dispuestos a empezar de nuevo y así lo hicieron.

Se situaron en una zona cercana a tres ríos que surtían de agua los suelos mostrando gran vegetación. Surgió la nueva esperanza y poco a poco comenzaron a levantar sus casas.

 

Fue para ellos muy difícil lograr el acercamiento entre los salvados en las naves y las razas salvajes, que se quedaron terminando embrutecidas por el horror que les tocó vivir.

Tenían miedo y los veían como seres superiores capaces de exterminarlos. Fue muy lento el camino de entendimiento con ellos. Captaban algunas costumbres de sus hermanos salvados, pero su mente reducida y su miedo permanente los hacía una nueva raza, siempre distante, aferrada a sus cuevas.”

 

-       ¿Neandertales y cromañones? ¿Me estás hablando de este planeta verdad?

-       Escribe por favor…

 

Lo hice, pero con la seguridad de necesitar luego sentarme a releer muchas veces su narración para lograr entender.

 

“Del hermoso “Lugar Pacífico de los Mundos” no quedaba nada, había desaparecido bajo el mar. Toda su majestuosidad, sus imponentes edificios, sus transportes de velocidades extremas, sus maravillas artísticas plasmadas con oro sobre sus paredes, sus exquisitas telas y cristales, sus piedras preciosas adornando sus calles y su gran tecnología, había desaparecido para siempre. Los Shivas comandantes de cada nave llegaron entonces hasta la base con rostro situada más allá del mar que cubría el hermoso mundo pacífico. Aún estaba de pie, aunque su suelo ya no presentaba vegetación. El lugar era arenoso, cubierto de moho seco y las bases de la construcción presentaban deformaciones. La puerta estaba atorada y sólo pudo abrirse con una espada de incandescencia que derritió la piedra sellada del contorno. Entonces pudieron constatar que la vida de los refugiados ahí, había seguido su curso.

En la base se encontraban shivas que habían nacido generación tras generación mezclándose con los humanos y edarios. Eran casi idénticos a los que habían sido enviados, pero sus ojos eran más pequeños y rasgados y sus pieles presentaban un tono más amarillo. Estaban con ellos terrestres originales sin mezclas, aunque sus pieles se habían tornado más oscuras. Había también edarios puros que presentaban mayor palidez. Todos compartían los caminos subterráneos que comunicaban la base con áreas que fueron construyendo durante la noche eterna, preparando caminos y estancias como un gran laberinto bajo extensiones ilimitadas de tierra, todas preparadas para la existencia de sus razas. Esperaban impacientes el momento de poder salir a poblar la nueva tierra en donde la vida surgía de nuevo con seres animales de diversos tipos cubriendo los cielos, la tierra y el mar.

 

El tiempo fue rodando en la tierra mar mientras se edificaban nuevas ciudades y se reconocían los sobrevivientes. Encuentros con las razas de nuevos exploradores les hicieron saber que, entre los 153 nuevos colonos de las estrellas lejanas, había 22 especies dispuestas a compartir y unirse en prosperidad de vida… Sólo 22.

 

Paralelamente, en la base construida en el satélite plateado, los dhevas que no descenderían, levantaron de metal nuevos caminos y salidas para lo que ya era su hogar. Pintaron las historias de su andar con dibujos de oro incrustándolos en las paredes metálicas y construyeron también grandes reservorios de agua, plantas y alimento que pudieran necesitarse en la tierra azul, quedando así preparados para brindar ayuda si ésta fuese necesaria.”

 

-       Ya llegaron todos, te esperan en el salón. – Tahya interrumpió el relato para anunciar el inicio de la ¿clase?

 

Clase, conversación, lo que fuera, lo menos que deseaba yo en ese momento era interrumpir la locura que estaba escuchando, ¡necesitaba entender!

 

-       Vamos – Dijo él - el grupo nos espera –

Se puso de pie y se dirigió por el pasillo de ingreso al otro lado del departamento.

 

-       ¿Voy? – Mi pregunta era tonta…

-       Claro, ¿te invitó no? –

 

La respuesta de Tahya me hizo confirmar esa sensación, con mayor fuerza aun, al verla seguirlo y notar en mi rostro una sonrisa estúpida que deshice para ir detrás de ellos.

 

El espacio de la habitación no era muy grande, estaba vacío, solo sillas puestas en círculo, una pizarra con nombres extraños y dibujos más extraños aún. Sentados en las sillas conversando cosas triviales todos los que yo conocía de “su grupo” y una que otra cara nueva.

 

-       Bien, les pedí venir, porque es urgente detener a los entes que intentan tomar cuerpos…

 

¿En serio había escuchado eso?

 

-       ¿Qué debemos hacer? Dinos – Mae III tomó la palabra.

-       Tú sabes que cuentas conmigo – Human I tocó su hombro haciéndole sentir su presencia.

-       ¡Échamelos a mí que los aplasto! – Brevt II cerró las intervenciones inmediatas.

-       No hará falta. - continuó Él sonriendo – Hemos desactivado ya las armas ocultas de las bases antiguas y las zonas de tortura.

 

Hablaba al pie de una pizarra mostrando mapas en dibujo que me dejaban muy claro los lugares a los que se refería… Egipto, Rusia, Inglaterra, Tíbet, Vaticano, Japón, Alemania, Francia, Brasil, Cordillera de los Andes… ¿cómo era posible?

 

-       Ya se puede mencionar esos lugares y al hacerlo no hay riesgos, los que ahonden y descubran caminos y cámaras ocultas, no obtendrán armas destructoras y por el contrario, si desean podrán mostrar sus descubrimientos como “tesoros” que ayudarán a los hombres a entender su historia…

 

¿Dónde me había metido? ¿Un grupo de espías internacionales moviéndose de país en país desactivando armas? ¡¿desactivando?! De pronto me sentía sumergido en una película de ciencia ficción…

 

-       Ahora intentan romper nuestra fuerza desde sus naves, tratan de malograr el “generador” energético aquí. – A más hablaba Él, menos entendía yo.

-       ¿Y pueden? – Un rostro de los nuevos, una mujer con grandes ojos asustados hacía la pregunta.

-       No.

 

La respuesta de Él fue contundente. Yo, rodeado de 13 locos, no sabía si correr o mantener una supuesta calma para salvar el pellejo… De pronto, Mae III empezó a mover el cuerpo de forma intermitente y todos se concentraron uniendo las manos, Él se acercó a ella y puso una mano sobre su nuca y la otra sobre su pecho.

 

-       Siéntate y no te sueltes. –

 

Tahya me daba la orden sujetando mi mano llevándome a la silla vacía que estaba ubicada entre ella y Traeyt II, quien inmediatamente me ayudo a sentarme ante el impulso de su jalón. Las manos me sudaban, no lo suficiente como para resbalar entre las de ellos y huir, pero sentía mi cuerpo todo temblar. ¿miedo?... sí, terror. ¿qué estaba sucediendo?

 

-       ¡Sujétenla, se puede caer! – Brevt II ordenaba un movimiento a los más cercanos a Mae III-

-       Yo me encargo – Replicó la niña de los tatuajes.

-       Calma, concentrémonos – Dijo otra de las mujeres nuevas, su cabello corto y su atención mostraban en ella un rostro preocupado.

-       Estamos haciéndolo mamá- respondió una de las dos chiquillas cuyo rostro nunca había visto, la otra se mantuvo serena, en silencio.

 

Mae III seguía retorciéndose como luchando contra algo que no era visible por nadie… Al menos eso creía yo. De pronto se irguió en el asiento y serenando su rostro a la vez que sus manos se recogían como si fueran garras, empezó a hablar… No era su voz, eso me congeló la sangre, o esta mujer era una maestra de la imitación de voces, o algo muy extraño, fuera de toda idea posible para mí, estaba a punto de presenciar.

 

-       Estamos muy cansados Padre… - Su voz sonaba gruesa, varonil, entre gutural y metálica.

 

¿Padre? ¿A quién se refería? ¿Quién era ahí el papá de esa extraña voz en el cuerpo de una mujer mayor?

 

-       Lo se… El esfuerzo es mucho…

 

La respuesta de Él fue para mí más preocupante aun… ¿Él era el Padre? La extraña voz siguió sonando a través de los labios de Mae III

 

-       El agotamiento es total, no podemos permitir que dañen a tu equipo, ni a ti… Están siendo ayudados por fuerzas tanto internas como externas, te buscan, quieren destruirte.

-       Buscan un generador – Respondió Él sonriendo.

-       Es verdad – Siguió ella… él, ¡Eso! – Pero no debes confiarte. Mi padre perdió el cuerpo en la última batalla, ahora yo seré quien comande a tus ordenes, las legiones de hermanos en amor.

-       Gracias…- respondió Él –

-       Mi nombre es Merklerc – Estaré atento a tu llamado, ya sea por este medio de comunicación o vía directa en la tercera frecuencia. Por favor, todos deben cuidarse, los entes dañinos caminan en cuerpos muy cercanos a cada uno de ustedes.

-       Gracias, así lo haremos. – Él cerraba la conexión con una sonrisa dulce y los ojos calmos.

 

Mae III volvió a retorcerse y Él la llamó suavemente, pero enérgicamente por su nombre.

 

-       Mae III

-       Sí, aquí estoy…

 

Volvía a ser su voz, sus ojos grandes al abrirlos intentaban mirar con claridad, bizqueaba, como si no lograra precisar imágenes.

 

-       ¿Estás bien? – Preguntó Él

-       Sí… - Respondió ella, pero he visto algo que no entiendo.

-       ¿Puedo romper el círculo e ir por un café? – La pregunta de Traeyt II era mi salvación.

-       Sí, descansen – Dijo Él.

-       ¿Yo puedo ir al baño? – Pregunté.

-       Anda, lo necesitas - dijo Tahya contestando mi pregunta.

 

Salí del salón rápidamente, ahí quedaba él junto a Human I, conversando no sé qué, de la visión de la bizca… La chica de los tatuajes que antes la sujetaba, fue acompañada por el chico de los tatuajes tras Traeyt II a la cocina, Las otras tres mujeres nuevas, las dos jóvenes y la mamá de una de ellas, seguían en ¿meditación? ¿Trance? Sobre todo, la mayor que además sacudía sus manos como espantando ¿espíritus? ¿Moscas? Mientras la de ojos grandes y asustados tomaba fuerte la mano de Brevt II. Tahya y el gracioso de Brevt V, sonreían burlones al verme huir del espacio.

La puerta del baño estaba muy cerca de la salida del salón, era inevitable que me vieran si corría hacia la salida de la calle, sobre todo Tahya y Brevt V quienes no me quitaron ojo de encima… No pude correr, tenía el cuerpo como entumecido y opté por ingresar al baño y echar cerrojo y pararme contra la puerta por si acaso…

Mil preguntas cruzaban mi mente… ¿De qué bases hablaban? ¿Qué armas? ¿generador?

¿Quiénes eran estos locos y cómo era posible que se juntaran sin que ningún loquero lo note? ¿Tal vez no eran locos? ¿Espías? ¿Paramilitares? ¿cómo con esas fachas? ¡Imposible!

¡¡Y esa voz espeluznante para mí!!, ¿qué fue eso? ¿Debía huir o enfrentarlo de una vez por todas y exigirle respuestas?

¿Qué harían los demás ante mi interrogatorio? ¿Me atarían? ¿Tal vez… me ofrecerían en sacrificio y estaba en el inicio de un oscuro ritual?

La cabeza me estallaba, caminaba dentro del baño como león enjaulado sin saber que hacer, al ver mi imagen en el espejo me detuve… ¡Estaba rojo, llorando! Tenía que tomar una decisión y salir del baño, no podría quedarme ahí eternamente… Lavé mis manos antes llenas de sudor y mojé mi rostro intentando serenar los latidos de mi corazón que iba a mil por hora, respiré y abrí la puerta del baño decidido a enfrentarlo. Regresé al salón…

 

Al llegar al umbral de la puerta, Brevt V clavó sus ojos en mí mientras mostraba una media mueca… ¿sonrisa? Al verlo, Tahya que me daba la espalda giró mirándome sin decir nada, ¿notarían mi desesperación? Debía disimular… di unos pasos hacia el grupo, quedando al pie de la silla donde antes me había sentado, mientras Traeyt II asistido por los niños de los tatuajes, regresaba de la cocina con un evidente mareo.

 

-       ¿Estás bien? – Le preguntó Tahya

-       Sí, claro…- respondió él mientras se sentaba y desplomándose hacia la silla donde debía estar sentado yo, dejaba caer la taza de café de su mano.

-       ¡Sujétalo! – me dijo la chica nueva que hasta ese momento se había mantenido en silencio, mientras al vuelo tomaba la taza antes de que caiga al piso.

 

Mi reacción le ganó a mi razón y de pronto me vi sujetando la mano de Traeyt II mientras ÉL rápidamente había llegado al otro costado del muchacho…

 

-Calma… - La voz de Él ayudándome a enderezar el cuerpo del joven, logró una calma expectante en todos…

- ¡tómense de las manos! – La voz de Tahya se hizo notar.

- Debemos formar una cadena de protección.

 

Acotó Él, al tiempo que el circulo volvía a cerrarse sujetándose todos de las manos, quedando esta vez Él y yo a los lados del joven Traeyt II, frente a Mae III quien con los ojos perdidos en imágenes que los demás no veíamos iba narrando su visión.

 

-       Son trece como nosotros, están en circulo- Era la voz de Mae III

-       Sí, los veo. Dijo ÉL - ¿Los veía? ¿Dónde?

 

Traeyt II empezó a temblar, todo su cuerpo de movía como si estuviera sufriendo un ataque de epilepsia o algo así, manteniendo su rostro y cabeza rígidos, como divorciados del resto de su cuerpo. Entonces ÉL se puso de pie agarrando de la mano a la chica serena.

 

-       Tahya III, tú de este lado. – Ella tomó su lugar. Él se puso de pie a espaldas del muchacho levantando una mano hacia el centro del salón, mientras la otra se posaba sobre la cabeza de Traeyt II.

-       Ese grupo conversa con algo en medio, pero no es humano, es una imagen que no llega a tomar forma- Seguía Mae III.

-       Tratan de abrir contacto y quemar aquí un generador, no podrán.

 

Las palabras de Él me dejaron sin movimiento, de un lado sentía electricidad pasar a mi cuerpo a través de la mano del muchacho, del otro, agua en la mano de Tahya… ¿Entraría en corto circuito? Yo tenía que ser un cable de tierra porque eso no sucedió. Pero no tengo idea como, mis ojos vieron bajar la intensidad de la luz del salón y delante de cada uno de nosotros, en un círculo más cerrado, trece encapuchados ante un círculo de fuego que tomaba forma humanoide… ¿Estaba enloqueciendo?

 

De pronto sentí fuego, un calor indescriptible saliendo de la espalda del chico… ¡Él? Y la cosa que intentaba tomar forma desapareció como humo oscuro, llevándose consigo la visión completa, volviendo al lugar la iluminación anterior…

Traeyt II dejó de temblar, pude sentir su mano en la mía, como un cable eléctrico quemándose, como si perdiera su fuerza y de pronto quemaba también y volvía a transmitir electricidad como si hubiese recargado su batería… Lo miré, los miré… La mayoría mantenía los ojos cerrados y la serenidad, como si eventos como este, fueran comunes. La mujer del cabello corto, ya no espantaba moscas, concentradísima tomaba la mano de la hija, quien con una fuerza indescriptible en su imagen joven, transmitía seguridad, ella sujetaba con su otra mano a Brevt II quien también estaba sereno y sonreía, la chica de los ojos grandes y asustadizos tomaba la otra mano de Brevt II y la de Tahya, sin dejar de mirar a Traeyt II con cierta ternura mezclada con compasión… Tahya seguía concentrada con los ojos cerrados sin soltar mi mano.

-       Abre los ojos Traeyt- Dijo Él- Regresa, ya pasó.

 

El chico abrió los ojos y nos miró a todos muy extrañado.

 

-       ¿Qué paso?... ¿y mi café?

-       Ya está frío… - Respondió Tahya III al otro lado de él sin soltar su mano.

-       Te quedaste en blanco, temblabas- Le dijo el chico de los tatuajes tomado de la otra mano de Tahya III.

-       ¿yo?, ¿cuándo? No recuerdo… - Balbuceaba el joven sin entender, mientras Brevt V al costado del joven de los tatuajes lo miraba fijamente.

-       Ya pasó… ¿Estas bien verdad? – Le preguntó Brevt V con la ternura de un hermano mayor.

 

A su lado, Mae III empezaba a narrar la imagen vista minutos antes sin romper el círculo, ninguno lo hizo, ella tenía de un lado a Brevt V y del otro a la chica de los tatuajes, quien sujetaba la mano de Human I quien a su vez seguía el circulo tomando de la mano a la señora ya serena, que ya no espantaba nada y miraba al muchacho sonriendo, sujetada del otro lado por la hija.

 

-       Eran 13 – Siguió Mae III – Estaban con túnicas o algo así, no podía ver sus rostros…

-       Capuchas - Dije yo sin saber por qué.

-       ¡Sí, eso! -Respondió Mae III

-       Y había algo en medio que me envolvía, que me chupaba la fuerza – Dijo Traeyt II.

-       Ya fue desactivado. - Acotó ÉL que detrás del muchacho seguía con sus manos, una sobre la cabeza de Traeyt II y la otra dirigida al centro del salón. – Estamos muy cansados, pero no pudieron romper el círculo de amor, ahora debemos descansar. Ya no hay riesgo, pueden soltarse.

 

¿Con esas palabras daba por terminada la sesión? Uno a uno fueron soltándose, la mano de Traeyt II y la de Tahya me dejaron en libertad de huir, pero me fue imposible. Algo había sucedido que me había permitido ver lo que nunca antes vi y debía saber qué era ese algo.

Se ponían de pie y se despedían abrazándose y besándose unos a otros como si fueran una hermandad, a mi también me ligaron los besos y abrazos, pero por alguna extraña razón, aunque las chicas nuevas estaban buenísimas, lo último que paso por mi mente fue pedirles sus teléfonos, me dejé abrazar y las abracé como un hermano… ¡Yo a una chica guapa abrazándola como si fuera mi hermana!

 

-¿Quieres un café? - me preguntó Tahya.

-Creo que sí…

 

Respondí mientras salían lo últimos del salón, donde solo quedábamos ahora, Tahya, Él y yo. Me hacia falta algo que calentara mis venas y me ayudara a formular las preguntas que se desdibujaban en mi mente.

 

-       Estoy muy cansado, pero si lo deseas aun podemos escribir un poco más

Dijo esto dirigiéndose por el pasillo hacia la sala donde estaba la computadora, fui detrás…

 

-       ¡Claro! – mi voz sonaba eufórica y desencajada al salir de mi boca.

 

¿Por qué no me iba? ¿Por qué volvía a sentarme ante la maquina como si nada hubiese sucedido? ¿Como si esa normalidad de ellos fuera la mía?

Tahya llegó con dos cafés y los puso sobre la mesita, apuré el mío y empecé a seguir su dictado, mientras ella volvía a perderse por el pasillo.

 

“Mriem VI, buscando las razones de las reacciones de los seres animales pensantes del sistema solar ante su computador entraba en conflicto al no poder encontrar las respuestas de sus formas corpóreas… Era información prohibida a la curiosidad de Mriem VI, a la que no tendría acceso por no serle necesaria. intentaba entender imágenes que nacían en su mente como ¿recuerdos? Que no podía atrapar con exactitud y Human I siempre le repetía cansado de sus preguntas “Algún día, si así debe ser, lo sabrás, ahora no pienses en eso” …

¿Cómo no pensar en recuerdos que no pertenecían a su paso físico de dheva y sin embargo estaban incrustados en su memoria como suyos? ¿Un lobo? ¿Una forma humanoide animal comandando una manada, tratando de proteger a los suyos de un estallido que solo dejaba ver una hiriente luz con sabor a muerte? Una caída desde una altura no conocida hacia un pozo rojo de densa sangre ingresando por sus ojos, por su boca, ¿por su piel?, ¿Rabia llenando su alma al sentir esa asfixia mientras podía mirar sus brazos desangrándose en las bocas de grankas? ¿Qué eran esas pesadillas que no podía precisar? ¿por qué tenía recuerdos que no le pertenecían como imágenes vívidas? ¿qué?, quien era realmente él? ¿Por qué era tan difícil obtener esas respuestas?”

 

-       ¿Por qué era tan difícil, por qué es tan difícil obtener respuestas? - Corté su narración.

-       No lo es, si se hacen las preguntas apropiadas, en los momentos apropiados.

-       ¿Cuándo llegara para mí ese momento?

-       Mañana, tengo el día para ti… Ahora me gana el agotamiento. Además, dudo que tengas claras tus preguntas…

 

Tenía razón, todo se mezclaba en mi mente, las narraciones, los sucesos extraños, mi terror, ¿mi visión? Mi serenidad al detenerlo. Cerré el archivo y me despedí tranquilo, ante su sonrisa paternal mientras cerraba la puerta. Regresé a mi casa caminando, lento, sin ninguna prisa, sin mirar quienes se cruzaban o no conmigo, seguro de quedarme en ese estado de calma de vacío, como si estuviese en el ojo del huracán hasta volverlo a ver… El cansancio me sorprendió mirando el techo de mi habitación, recordando uno a uno los segundos vividos, riéndome de mi miedo.


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