¿Este hombre sufría de Esquizofrenia? ¿Paranoia? ¿Alucinaciones? ¿Estaba loco? ¿O estaba loco yo al quedarme, escuchar y seguir escribiendo?
Necesitaba saber qué era esa sensación de "deber" ¿Una forma de hipnosis? Lo dejé hablar y escribí ...

"Esta puede parecerte la historia más loca, absurda, tal vez la más ingenua que hayas oído, sin embargo es mi historia y por ello, también la tuya".

CAPITULO SEIS



CAPITULO SEIS




 LOS MATICES DE LA JUSTICIA 

EL DESTIERRO




- ¿Sacrificado, cómo?- No hubo respuesta inmediata a mi pregunta, Tahya ingresaba dirigiéndose a la cocina.
- ¿Quieren café? ¡No han dormido nada! – Él miró el reloj y se asomó a la ventana… Amanecía, habíamos pasado la noche sumergidos en “la historia” sin sentir el tiempo.
- Seguimos más tarde, es necesario descansar un poco antes de ir nuevamente al velatorio. ¿Irás? – Su pregunta fue sorpresiva. Tahya trajo los cafés.
- Sí, claro…-Yo detestaba los velorios.
- Perfecto, regresando del velorio, si te parece, seguimos escribiendo.
- Claro…

Bebí el café rápidamente, no sabía por qué había dicho que iría al velatorio, ¿por qué se me hizo tan difícil decir simplemente no? Nada me obligaba… Cerré el archivo y me despedí…Las calles vacías aun, se abrían a mis pasos, había pasado la noche escribiendo una historia para mí completamente irreal, una película de ciencia ficción contada por un loco que la creía real. ¿Qué hacía yo ahí? ¿Qué me llevó a ese momento?

Hice teatro desde muy joven, pertenezco a una familia de artistas, ¿qué necesidad tuve de tomar un taller de teatro con él? Seguí tantos talleres antes, fui maestro de otros tantos, me subí al escenario mil veces, canté, dirigí, produje teatro y me refugié siempre escapando de los dolores humanos, en letras románticas y pinturas surrealistas; No me hacía falta estar tan cerca de él, no me hacía falta conocerlo y sin embargo, no pude frenar ese impulso…

Llegué a mi casa, no había café, en la cocina pude observar las gavetas vacías, la cafetera con café malogrado hacía varios días, sin nadie capaz de limpiar y preparar un café caliente. Ella ya no estaba, no había la sonrisa de una mujer esperando como tiempo atrás cuando no pensaba en la soledad, desde su partida al dejarme por otro, en mi casa todo era silencio.

Me dirigí a mi habitación y sin quitarme la ropa me tendí en la cama, debía dormir. Mil imágenes pasaban por mi mente, lo recordaba dictando ese “famoso” taller en donde cada técnica de actuación tomaba un sentido diferente al que hasta ese momento había conocido. Sin saber cómo, caí en una trampa asistiendo a un taller que disfrazado de teatro, hablaba de despertar “la esencia”. El no buscaba enseñar a encontrar personajes, él nos enseñaba a buscar un solo personaje, el “único”, según decía el más importante; Nosotros mismos.

Yo llegué a sentir que podría hacerlo, que por fin había la posibilidad de desbloquear puertas que cerré hace mucho, que había llegado el momento de olvidar dolores antiguos aferrados a mí, como el mismo idioma, con la naturalidad de todo lo que aprendemos desde niños, sin saber siquiera porque…

Lo intenté, hice lo imposible por “soltar” esas cadenas invisibles que lograban deprimirme y casi lo consigo, pero no fue suficiente… No fui honesto, no quise hurgar demasiado en mí, dolía hacerlo, dolía reconocer esa parte de culpa que teniendo negamos, buscando siempre un culpable fuera de nuestras decisiones. Cuando hablaron de “culpa” en esas clases, él reemplazó la palabra por “responsabilidad”, como si la culpa no existiese, como si en lugar de aceptar y pagar, todo pudiese reducirse a tomar responsabilidad de todo lo que somos y no somos y corregir.

Al término del taller vi muchos cuyas sonrisas mostraban paz, una paz de “locos” extraña para mí. El taller había acabado, la ilusión de saber hurgar dentro de uno mismo había llegado a su fin y yo, me había quedado en medio de un camino sin saber hacia dónde ir.

Por eso lo busqué, por eso le pedí aprender a su lado y seguirlo, por eso me había metido durante toda mi vida en cuanto foro “esotérico” encontrara, por eso había leído sobre diferentes gurús, extraterrestres y tendencias new age, por eso había ingresado a cuanta iglesia y secta a la que había tenido acceso…

Necesitaba saber cuál era el camino, mi camino, quien era yo; Pero no imaginé nunca el mundo esquizofrénico en el que me estaba metiendo.

Al despertar de mi sueño, volví a la cocina por café, era inútil; cada rincón me recordaba que estaba solo, que ella harta de mis celos había decidido dejarme largándose sabe Dios con quien, ¿Encontraría acaso otro mejor que yo?

Me di un baño y salí, la casa lograba asfixiarme, no me sentía cómodo ahí, ¿tal vez si me mudaba podría olvidarla?

Llegué a la cafetería de la esquina, ya caía la noche y habiéndome comprometido a estar esa noche en el velorio, retrasaba mi llegada…

No sé cuántos cafés tomé, los suficientes para despertarme, los suficientes para al pagar la cuenta pensar en cuantos paquetes de café podría comprar con lo gastado en unas tazas…

Al salir caminé lentamente, me dirigía a la “cita” pactada, ¿por qué ir a un velorio? ¿Por qué si me molestaba tanto? Mis pasos eran confusos, iba por calles que no había transitado antes y el tiempo se perdía entre preguntas que no lograba o tal vez no quería responderme.

Odiaba la “hipocresía” de los velorios, en donde el muerto “siempre es el bueno” de la película, todos lamentan su partida, todos abrazan a los familiares como si los conocieran mucho y sintieran un dolor que es imposible sentir no siendo directamente afectados. Odiaba los funerales tanto como las iglesias en donde se habla del bien “juzgando” el mal, dando por hecho “saber” qué es el bien y qué es el mal; Donde se promete amor criticando al vecino, considerándolo menos por ser diferente su color, su sexualidad, su poder económico o su simple manera de vestir. Hipocresía es el nombre de la sociedad en que nos movemos con la naturalidad del bullyng y la sonrisa falsa. Me da náuseas y sin embargo, la hipocresía es un traje que como todos, debo vestir para poder sobrevivir en el mundo. Pero ir al lugar donde ese traje social es más evidente a sabiendas, ¿buscarlo? ¿Por qué? ¿Para qué? Y Él… ¿Por qué estaba ahí?

Al darme cuenta, estaba en la puerta del velatorio. Miré el reloj… Las 10:00 pm. Una hora y cerrarían, ¿dar más vueltas hasta vencer el tiempo o entrar? Ya estaba ahí, debía llegar al final del cuento de locos y saber que tan cuerdo estaba yo realmente.

Al ingresar, me dirigí de frente a la salita asignada, en otra sala al costado un cura daba una misa. Al llegar no estaba él, ninguno de su “grupo”, pregunté y me dijeron que estaban en el patio de al lado “fumando”. Salí a buscarlos. En el patio conversaban todos los que ya conocía, junto a otros que también compartían la reunión, formando un círculo al cual me acerqué quedando de pie al lado de él.

- Buenas noches, disculpa la hora…
- ¿Quieres café? – Interrumpió mi disculpa ofreciéndome un vaso descartable con café.
- Sí, Gracias – Lo tomé por educación, mi dosis de café ya había sido colmada en la cafetería. Al llevarlo a mis labios supe que no era solo café… ¿Whisky? Él sonrió…
- Remedio para el frío – fue su frase, brindando con otro vaso de café con whisky.

¿Qué estaba sucediendo? Lo veía riendo de chistes tontos que otros del grupo hacían y bebiendo licor como si eso fuera normal en un velorio; ¿y el respeto? Me incomodé, miraba la extraña escena juzgando a cada uno de los presentes quienes no dudaban en contar chistes crueles sobre la muerte. Afortunadamente fuimos interrumpidos por Mae X.

- El cura pregunta si le haremos misa.
- ¿Ella quería misa? – Preguntó él.
- No – Quería risas y cantos, tomarse un último whisky, pero nada de curas, no era católica…- Fueron las palabras de ella.
- Entonces dile que no – Respondió él.
- Pero los amigos de la familia insisten… Replicó ella.
- ¿Qué amigos? – él volvió a preguntar. Mae X le señaló un grupo que se encontraba en la puerta del velatorio.
- Vamos – Dijo él entregándole el vaso a Tahya, mientras se dirigía con Mae X hacia donde estaba el grupo, los seguí…
- No haremos misa – Dijo él a los presentes – Ella no quería eso.
- Pero alguien debe decir unas palabras – Replicó uno de los reunidos.
- ¿Por qué? – Preguntó él.
- Porque es costumbre, porque es lo cristiano, porque es lo que siempre se hace, porque su alma no descansara en paz si no se reza, porque los presentes son católicos, porque se vería mal no hacerlo. – Los presentes daban muchos motivos.
- No es costumbre para ella ni para su hija, no son católicas y de pertenecer a otra religión, llamarían a su representante, no al de ustedes; Su alma está en paz, no por rezos, sí por el amor que se le tiene y dio… Si se ve mal o no, no nos importa, esto es un rito social impuesto por la ley, por ello hacemos el velorio, pero las religiones no pueden ser impuestas por la ley, ni por mayorías de amigos presentes; Son opciones que se toman o no, según las creencias de cada cual. Ella no creía en esto, ella no quería esto; No se hará la misa.

Sin dar tiempo a réplicas dio media vuelta acompañado por Mae X y se dirigieron a donde estaba el cura esperando, no alcancé a escuchar lo que le dijeron, fue rápido y según me pareció ver, amable. El cura se retiró del lugar sin insistir. Él se quedó con Mae X unos minutos más frente al féretro. No me pareció prudente acercarme para escuchar lo que decían, esperé en la puerta del salón.

Todo era confuso en ese momento, él con Mae X, siendo su “guía”, su apoyo, rodeados de los presentes dentro del salón, que hablaban en tonos suaves y serios dando el pésame a la familia, luego de haber estado en el patio, donde aún seguían los demás, bebiendo café con trago y riendo de chistes…

¿Qué tipo de reglas morales conducían sus actitudes? Negaba una misa a la que todos estamos acostumbrados en casos así, pero recibía el pésame… Sabía ya como comenzaría mi noche de preguntas.

A los pocos minutos nos comunicaban que cerrarían el local, que podríamos regresar por la mañana, con mayor razón siendo a la siguiente mañana la salida al entierro.

Salimos todos, unos se despidieron, otros caminaron con él, hasta ir despidiéndose de a pocos después de haber cruzado algunas palabras. Al quedar Tahya I, Traeyt II y yo, él detuvo un taxi.

- ¿Vamos? – Preguntó dándome la opción de decidir
- Vamos – Respondí subiendo al carro con todos, estaba molesto, tenía que desenmascarar al supuesto “Guía”

Al llegar al departamento, Traeyt II se despidió para ir a dormir y se perdió en el pasillo que daba a los dormitorios, Tahya I prendió la cafetera y también se despidió alegando gran cansancio. Quedamos él y yo.

- ¿Quieres café? ¿Whisky?- preguntó mientras se servía un café al que esta vez puso un chorro de licor.
- No, gracias…
- ¿Escribimos? – Preguntó sentándose al lado del escritorio.
- Claro – Respondí encendiendo y sentándome frente a la computadora. – Antes de empezar tengo algo que decir.
- Te escucho.- Respondió calmado.
- No sé por dónde empezar…
- ¿Te lo digo yo?
- No sabes que quiero preguntar, decir…
- Pruébame – sonrió bebiendo su café.
- Muy bien, si lo sabes, sabes que estoy molesto, que hay situaciones que no entiendo.
- Si miras desde lo socialmente aprendido es imposible entender, mira desde tu corazón y sobre todo tu razonamiento y verás lo simples que resultan las respuestas.
- Pero estar en el velorio bebiendo, riendo, el cura…
- Tú escuchaste que ella no quería misas, lo dijo la hija, no era católica; ¿por qué había de hacerse una ceremonia con un cura? ¿Por qué no buscar un rabino? Si se trata de complacer a la sociedad, ¿basta con dejar de ser y aceptar “las costumbres” verdad?
- Yo no digo eso, detesto la hipocresía pero…
- Pero la aceptas y compartes juzgando a quienes tienen el valor de decir no.
- Decir no, sería no ir al velorio.
- Cada momento, cada circunstancia tiene una razón. Ir a un velorio para aceptar ser “visto” dentro de los cánones sociales que no compartes, es una hipocresía, estamos de acuerdo; Pero ir para acompañar, ayudar, fortalecer a los amigos que sufren la pérdida, no es una hipocresía, es un acto de amor.
- ¿Acompañarlos con chistes y trago?- Sonrió nuevamente ante mi sarcasmo.
- ¿Por qué no? Los chistes ayudan a relajar la situación y el trago medido también; Si lo piensas detenidamente, Clari XI quería risas celebrando su partida, quería un brindis al partir. De cierta forma, cumplíamos sus deseos con la certeza de brindar y reír con ella…
- Está muerta.- Aseguré con seriedad.
- La muerte no existe…- siguió sonriendo.
- Yo no lo sé, no he “muerto” para comprobarlo y no estoy loco para asegurar algo que no sé, que no siento real, menos tomando un trago y faltándole el respeto a todos los presentes con risas.
- ¿Qué debo respetar supuestamente? El silencio hipócrita de quienes llegaban a cumplir con un “lo siento” con gestos de tristeza, con frases aprendidas para estas ocasiones: “era tan buena”, ¿qué sentían si apenas la habían conocido? Si estando en vida física no se acercaron a ella… ¿buena? Si no lo sabían… ¿Qué debí respetar, posiciones falsas? ¿Mentiras?
- Hubo quienes sí sufrían de verdad.
- Sí, los que sí la conocieron, los que estaban bebiendo en el grupo porque sabían lo que ella quería, o los que sin saberlo, no se acercaron, pero tampoco criticaron, porque sus corazones estaban ensimismados en su propio dolor, en su certeza de sufrir al no verla más, seguros de extrañarla y sentirse mal por no haberse acercado más antes de su partida o por tener que aceptar una muerte que “no debía ser” porque al parecer la “muerte” no es natural…
- ¿Y por sus maneras diferentes de pensar o sentir, te burlaste de ellos?
- No me burlé de nadie, simplemente ellos fueron ellos y yo, fui yo, como siempre; Sin posturas hipócritas que dices detestar y ahora defiendes, sin mentiras, yo, comprendiendo su partida, brindando con ella el whisky que no pudimos tomar juntos, yo riendo de chistes que ella solía hacer, yo cumpliendo sus deseos de no ceremonias en las que no creía, yo amándola como la ame siempre.
- ¿Es amor reír ante la tumba de quien se muere?
- Es amor ser consecuente con quien se va de forma física, pero sigue viviendo, es amor hacer una fiesta para llenar de luz su camino, es amor abrazarla con sonrisas, dejándola partir a su evolución, no pretendiendo evitar su crecimiento, no aferrándose a un cuerpo que ya no podía responder, no planteando el egoísmo de un “me duele”, “la extrañaré”, “no debió irse”, “quiero que esté a mi lado como sea”… No le pertenece a nadie, nadie le pertenece a nadie; Ella, como todos, tiene el justo derecho de seguir camino sin cargar con cadenas creadas por el egoísmo de pertenencia humano.
- No lo entiendo, ¿acaso no es justo ser humano y amar y querer que las personas que amamos estén a nuestro lado siempre?
- Es humano, pero no es justo… El ser humano crece, pero mantiene actitudes de niño negándose por “comodidad” a crecer.

Cuando eres niño, tu madre es tuya, tu padre es tuyo, tu casa es tuya, tu juguete es tuyo, todo es tuyo y todo por ser niño lo mereces tuyo. Cuando creces te aferras tanto a ese sentido de pertenencia, que tus padres siguen siendo tuyos y decides su vejez según tú lo crees conveniente, tu casa sigue siendo tuya y decides como se vive en ella, según TUS reglas, tus juguetes pasan a ser tus pertenencias, tu traje, tu auto, tu trabajo y pretendes decidir sobre todo a tu alrededor y te casas y tu mujer también es TUYA y debe ser como TÚ decides y si no se adapta a TUS gustos, juzgas y la cambias por otra que sí acepte tu palabra de “dueño”… Y tienes hijos y también son tuyos porque “Lo mereces” porque tu trabajo “te costó” dirigiendo sus vidas a “TÚ MANERA” y así hasta que envejeces y descubres que nada era tuyo, porque ahora son tus hijos quienes deciden sobre ti, aunque tú no estés de acuerdo y la historia vive repitiéndose y nadie tiene el derecho de ser sin pertenecer…
El amor querido amigo, ha sido convertido en una posesión.
- Yo no pretendo que mi mujer sea mía como objeto que me pertenece. – No soy machista. Me defendí.
- No planteo esta reflexión desde el punto de vista “feminista”, no vayas a confundirte, el caso se da por igual con hombres y con mujeres. Y sí lo pretendes.
- No es así, ella ya sabía cómo era yo antes de vivir juntos…
- ¿Y tú no sabías como era ella?
- Creí que dejaría de salir tanto con las amigas, que cambiaría…
- Y si querías cambiarla, ¿por qué no escoger otra que no tuvieras que cambiar? ¿No te parece que es poco conveniente adquirir algo que no se ajusta a tus ideas?
- Yo no quise adquirir “algo” yo me enamoré y ella de mí y ella debió entender como era yo…
- ¿Y tú no debiste entender como era ella? ¿y eso es amor? Déjame decirte querido amigo, que no la amas, nunca la amaste…
- ¡Me enamoré!
- ¿De qué? ¿De su mirada, de su cuerpo, de su sonrisa, de su “compañía”, de cómo te miraba y te festejaba, de la fabulosa intimidad que tenían, del roce de su mano sobre tu piel, de las largas conversaciones donde te escuchaba o la escuchabas? Está bien, enamorarse es delicioso y fácil, hay muchas personas hermosas que logran tocar nuestros sentidos y llenarnos de ilusión… Es humano y bello enamorarse, soñar con historias románticas, disfrutar los besos, el sexo, ese compartir de juego entre dos, “pertenecerse” pero eso, no es amar.
- Yo la amé…
- ¿En pasado?
- Dejé de amarla al irse, aún la extraño, pero no la amo ya, me hizo daño, me engañó.
- El amor no tiene pasado, no tiene final, el amor no es una opción descartable, no rechaza por sentirse “herido” porque nunca se hiere, porque perdona y comprende y tiene vista para saber cómo es la persona a quien se brinda y se brinda sin esperar y da y es feliz ante la realización de la persona que ama, este o no cerca; El amor no es posesión, es libertad, empuje, fuerza, apoyo, si llega a ti, nunca más se va y si la persona a quien se lo brindas, no es “tuya”, no duele, no es trascendente, pues no es importante poseerla, dejas ser y eres y creces y ayudas a crecer.
- Hablas de un amor que no creo muy humano…
- Yo también anduve por los caminos del “amor humano”, me enamoré muchas veces, aun me enamoro. Lloré, reí, gocé, abracé y quise atrapar entre mis manos para mí, lo que no me pertenecía por no ser un objeto. Sentí impotencia, rabia, celos; Cambié un amor, por otro amor según decía, cuando tan solo cambiaba una situación por otra que por tener distinto rostro parecía diferente; Para darme cuenta al final, que no había cambiado nada, porque nada por cambiar estaba fuera de mí. Hasta que me miré al espejo y sentí pena de lo que veía… “Un niño pequeño queriendo un juguete nuevo” Entonces decidí buscar al niño, abrazarlo, consolarlo y explicarle que la felicidad no está en poseer un juguete, está en cuidar los juguetes para que sirvan a la sonrisa de otros niños y en esas sonrisas ver por fin, la felicidad…
- Ningún niño es feliz si no tiene juguetes, viendo la felicidad de otros niños que si los tienen…
- Los niños son egoístas y temerosos, eso les enseñamos a ser desde que nacen.
- Les enseñamos a defenderse, a no caerse, a vivir correctamente.
- A defenderse de otros niños y no de sí mismos, a creer que todo a su alrededor es dañino y por ello puede ser maltratado, obviamente no sus “dueños”; A temer una caída porque duele y el dolor es “malo”, a vivir “correctamente” según el modelo social en el que creemos y por ello vivimos, aunque tal modelo nos haga adultos infelices.
- El ser humano ama de distintas maneras, el amor a los hijos y padres es amor filial, el amor entre un hombre y una mujer…
- El ser humano pone los nombres que quiere a las cosas, para ti es amor algo que yo llamaría “adoctrinamiento social” en el caso de los hijos y en el caso de parejas el “eros”… El amor es libertad de ser, guiar para esa libertad, escuchar, comprender, dar espacio a la individualidad de cada ser… Es mucho más que pertenencias físicas.

- Hablas de un amor “divino”
- Hablo de lo que es el amor.

Hubo un silencio, no podía entender con precisión sus palabras… Me sonaban tan fuera de la realidad, como hombre, como humano, amar y no ser amado, no era una ecuación justa según entendía en ese momento. No podía entender su forma “No humana” de pensar. No quise seguir con el tema, estaba desconcertado.

- ¿Escribimos? Pregunté esta vez yo…
- Si no quieres seguir conversando, escribamos – Respondió.
- ¿Por qué yo? ¿Por qué me elijes a mí para escribir? – pregunté sin mirarlo.
- Responderé con otra pregunta… ¿Por qué no tú?
- Es trampa…
- ¿Quién dijo que no puedo ser tramposo cuando creo mejor un silencio a una respuesta? Sin embargo responderé tu pregunta… “Porque tú, eres el hombre”
- Espera… ¿a cuál hombre te refieres?
- Al ser humano, al hombre.

No quise ahondar más, esa noche mi conflicto era total, sus palabras a pesar de saberlo tomando un café con trago, sonaban fuera de este mundo y no entendiéndolo, no podía discutirle… ¿Me había escogido por ser tan evidentemente inseguro? ¿Por mis conflictos personales? ¿Porque no entendía el amor del cual hablaba? ¿Por qué realmente él no era humano y yo sí? Hice silencio, no quería pensar más y ante sus ojos observando mi turbación, escribí la continuación de su historia:

“Anumg y Belshú fueron puestos a recaudo en habitaciones separadas, dentro del palacio de metal donde moraba baba. Debían ser vigilados constantemente y aleccionados con las reglas que baba quería imponer al pueblo.

No tardaron mucho en darse cuenta de las diferencias entre los hermanos, siendo idénticos físicamente, uno era todo silencio, meditación y sumisión, el otro queja, cuestionamiento y enfrentamiento; Mientras Anumg se quedaba descansando en aparente trance meditativo, Belshú buscaba romper las reglas impuestas tratando de cruzar a la zona prohibida… Victus VII, como ahora se hacía llamar Human I, era como un perro sabueso tras él, apareciendo siempre para detener los intentos aventureros de Belshú, quien no tenía reparos en reunirse con los demás dhevas cada vez que lo deseara, sin tener los permisos del caso; Para cuestionar con ellos, las decisiones que gobernaban el lugar, convirtiéndose en una piedra en los planes de baba…

Era imposible protegerlo, para Human I, la situación no fue fácil y llegado el momento de la decisión ante baba de cuál sería el “Guía” elegido para coronar, a pesar de desear cuidar su obra viviente en ambos hermanos, su voto fue a favor del tranquilo Anumg.

Fue anunciado por Lub I, ante todo el pueblo el veredicto final, aduciendo diferencias que explicaban ante los ojos deseosos de armonía, por qué solo uno de los dos gobernaría:

Dios nos puso una prueba para saber elegir su voz… Los príncipes nacidos, han mostrado que si bien su belleza corpórea divina es igual, poseen una división interna desigual... Uno es toda luz con apenas sombra, el otro todo sombra con apenas luz, razón por la que pasando la prueba a la que Dios sometiera al pueblo Dheva, hemos escogido como Guía supremo de la raza, a aquel que es la imagen y semejanza de Dios en todos sus aspectos, aquel que desde su nombramiento en fiesta para todo el pueblo, a partir de este momento será llamado Anumgel...

Anumgel con mirada serena escuchó el pronunciamiento y no hizo ningún movimiento, se mantuvo en silencio…

Belshú por su parte, considerando injusta la decisión, alegó que al haber nacido dos, dos debían ser los gobernantes, dando al pueblo reunido para el anuncio, la sorpresa de escuchar voces entre ellos plegándose a las palabras de Belshú, voces que anunciaban un levantamiento. Se plegaron a él con fuerza y decisión Jude I, Just II y Human VI, que ya planeaban en conjunto formas de detener el gobierno injusto de Nibiru.

La ira de baba no se hizo esperar, ordenó la captura inmediata de Belshú y sus seguidores, siendo separado Anumgel de su hermano ante los ojos de todos en el pueblo, quedando bajo la protección inmediata de Clari I, Clari III, Veda I y Human I conocido ya como Victus VII.

Entonces y antes de perder de vista a su hermano, fue que Belshú trató de explicar al pueblo que siendo cuerpos divididos ambos hermanos eran uno y no le entendieron. Al sentir su cuerpo envuelto por los guerreros a la orden de baba, explotó en furia de impotencia, demostrando un poder antes no visto por los dhevas, haciendo volar a distancia a todos los que lo rodeaban con un solo impulso, temieron… El asombro causó un miedo indescriptible, ¿Quién era tal, capaz de apartar con su sola energía de un golpe a todos y parar las ordenes de Dios?

No se atrevían a acercarse nuevamente, menos al ver que su movimiento había apartado también a los protectores de Anumgel dejándolo sin escudos frente a su hermano…

Muy bien, si quieres el título de rey, deberás luchar por él contra tu hermano de manera justa. Propuso Hed I como voz de baba.

Era el momento de la verdad, de luchar contra sí mismo y lograr así la igualdad de los hermanos y la justicia de un gobierno entre los dos, ¿pero cómo siendo el mismo?

Entonces, el hermano rebelde, enfrentó al sumiso ante los demás, en lucha de energías cuyas chispas encendían los cielos. Debía funcionar, tenía que lograr un teatro perfecto para que el pueblo todo votara a favor de los dos gemelos y al verlos fuerzas parejas aunque diferentes, comprendieran que ambos complementaban el uno. Fue la acción en su historia que llamarían luego, al pasar de los tiempos, la guerra de los Dioses.

Luz blanca con chispas doradas se cruzaba con luz azul y roja en un juego de estallidos convincente, Anumg y Belshú, un solo ser luchando en dos cuerpos, buscando el equilibrio.

No pudo, los cuerpos no tenían igual resistencia a pesar de sus idénticas formas aparentes y ante la necesidad de crear el juego de luces a los ojos de todos, el cuerpo de Anumgel cayó doblándose sobre sí…

Belshú desesperó, no podía permitir la separación de sus cuerpos, mucho menos dañar su otra mitad y al caer Anumgel en debilidad extrema, también él sintió el golpe, siendo visible ante los presentes su desesperación y debilidad, esto alertó al ejército de baba, quienes azuzaron a los otros dhevas para todos unir sus fuerzas en protección del cuerpo de Anumgel y doblegar al hermano “Traidor”.

Llevaron el cuerpo inconsciente de Anumgel al palacio en el cual gobernaría y del cual nunca más podría salir y en rápido movimiento de fuerzas, pusieron en una nave a Belshú y sus seguidores siendo expulsados desde ese momento a un destierro eterno en Rup, el lugar oscuro en donde una raza maldita destruía todo a su paso, una raza de sangre amarga que las historias de un pasado ya olvidado, llamaban “Los Grankas”...

Ver partir la nave con un Belshú débil fue una fiesta para baba, ya no había opositores en sus planes, podría conducir al pueblo a su auto destrucción y completar el ejército necesario para destruir nuevas especies. Las decisiones que Baba tomaría en contra del pueblo, bajo el nombre del príncipe guía, a pesar de no poder ver a Anumgel, eran la voz de Dios y debían respetarse.

Victus VII sintió pena por lo sucedido, pero respiró aliviado al no tener ya que cuidar los pasos de un dheva necio como Belshú, él se lo había buscado; En su lugar quedaba el tranquilo, el dulce Anumgel y la posibilidad de volver a tomar las riendas del laboratorio.

Anumgel fue desde ese momento y durante un tiempo bastante largo, un zombie sin decisiones, sin casi presencia, durmiendo en meditación prácticamente todo el tiempo, acompañado por Veda I y Clari I y Clari III quienes cuidaban de su cuerpo.

La nave donde iba Belshú llegó a Rup. Al llegar los viajeros desterrados pudieron ver el paisaje oscuro del lugar. Rup era a la vista de ellos un lugar inhóspito, oscuro, piedra seca con agujeros extraños.

Al tocar la nave el suelo, el sonido de roca chocando estremeció sus almas, supieron que el ambiente mostraba una densidad diferente, dura, destructiva; ¿sus cuerpos también la sufrirían? Ya no importaba, estaban ahí y las compuertas de la nave se abrían ante ellos.

El oxígeno era raro, seco, cortante, como cuchillos ingresando por la boca y cavidades nasales, pero lograban respirar a pesar del dolor, de pronto cayeron, sus cuerpos siempre flotantes dieron de golpe contra el piso haciéndose pesados. Les costó ponerse de pie, tardaron mucho tiempo en tomar consciencia de su nuevo camino, esperaron reptando hasta poder incorporarse utilizando toda la fuerza de la que podían ser capaces, una vez logrado el primer reto, tocaba salir y buscar alimento. Sus cuerpos acusaban ya la necesidad de líquido faltante en ese lugar.

Al salir de la nave, pudieron divisar el vehículo que llevara algún tiempo atrás a los científicos del laboratorio desterrados; Estaba desmantelado, vacío. A distancias parecidas unas de otras pudieron divisar en la oscuridad, otros esqueletos de naves cuya antigüedad no podían definir…

Arrastrando sus adoloridos cuerpos, sintiendo la roca afilada destruir sus pies al avanzar, fueron recorriendo el lugar en busca de alguna señal de vida, acercándose a las montañas rocosas que llenas de agujeros, dejaban ver dentro un suelo lodoso, menos agreste.

Ingresaron por uno de los huecos que por tamaño permitía su paso, todo era oscuro, sus ojos de luz no eran suficientes para ver con claridad. Belshú iba adelante, en silencio, en actitud agresiva, presto a sobrevivir a cualquier precio.

Anumgel despertó asustado, podía narrar el paisaje que veía con los ojos del hermano, Veda I se lo comunicó a Victus VII quien inmediatamente acudió a la estancia del nuevo rey, en donde Clari I y Clari III trataban inútilmente de tranquilizarlo. No entendían lo que estaba sucediendo, solo podían ver a su Dios, en conflicto con su existencia, narrando paisajes oscuros y dolores inimaginables para ellos. Victus VII Debía lograr que Anumgel se mantuviese en silencio, como única opción de salvar su vida. De saber baba que la conexión de los hermanos continuaba, que el dulce elegido no era capaz de valerse sin la consciencia del desterrado, no dudaría en exterminarlo. Entonces pidió a Veda I hacerse cargo del silencio de Anumgel, suministrándole cierta pócima cada cierto tiempo, pócima que lo mantendría tranquilo, acto que continuaría hasta poder él, lograr un remedio capaz de separar las consciencias de los gemelos.

Así fue, Veda I se mantuvo al pie de su rey, logrando con sus cuidados una situación de ente dormido aunque despierto en Anumgel, situación que Clari I lloraba permanentemente y Clari III acompañaba con ternura piadosa.

Recorriendo los túneles fangosos de Rup cada vez más descendientes, el grupo empezó a sentir la falta de oxígeno y el cansancio extremo, necesitaban hallar sustento. Entonces fueron emboscados por los grankas, de las paredes mismas aparecían seres reptantes que como plaga caían sobre ellos arrancando sus pieles con sus fauces. Belshú desplegó entonces toda su energía en rayos fulminantes que hicieron temblar la roca, resquebrajándose sobre ellos, aplastando a los grankas y atrapando en el derrumbe a sus compañeros con él… Human VI, desgarrado por los grankas no sobrevivió, Jude I herido de muerte suplicaba por su fin físico ante tanta tortura de heridas en su cuerpo, Just II aguantando el dolor pedía calma. Belshú concentrándose logró superar los dolores y amplió su explosión liberando al grupo de los escombros, era tarde para Jude I, no podía ponerse de pie, ya no tenía fuerzas. Consciente de su imposibilidad de movimiento, pidió a sus hermanos dejarlo ahí y avanzar ellos en busca de salidas. Just II se negó, pero debían hacerlo si querían sobrevivir, Belshú pidió a Judé I esperar a su regreso, partiendo por los túneles con Just II en busca de respuestas.

Victus VII tembló cuando baba lo mandó a llamar a su presencia. Quiso huir, pero no pudo, Lub I con un grupo de guerreros escogidos lo escoltaron. Mantuvo como pudo su serenidad. Baba necesitaba de él, para crear un nuevo príncipe, uno que sí pudiese bajo sus órdenes, comunicarse con su pueblo, uno que sí pudiese mostrarse sin parecer un ente sin alma como Anumgel.

Victus VII, descansó al saber que el llamado no era evidencia del descubrimiento de su identidad. Aceptó el reto, volviendo al laboratorio para crear un nuevo príncipe cuya base genética era mínima al quedar solo el poco de muestra que el guardara en su laboratorio secreto. Debía ver la manera de multiplicar esa muestra y rehacer en su mente las fórmulas que habían utilizado antes del nacimiento de los hermanos.

Belshú seguido de Just II, llegó a un espacio abierto en las profundidades de la roca, un extraño lugar en donde de alguna manera se encontraban los materiales extraídos de las naves vacías en la superficie. De pronto un grupo de seres oscuros llegó a su encuentro, no pudo reconocerlos, sus ojos no emanaban luces, sus cuerpos curvados eran fuertes pero gruesos, sus piernas aferradas al suelo, presentaban deformaciones, sus pieles como de piedra, grietas endurecidas, sus alas débiles membranas resecas…

Había pasado un tiempo relativamente corto y sin embargo, los presentes que cubiertos con rusticas armaduras del metal de las naves, parecían irreconocibles monstruos deformados, eran Tahya I, Clari XI y Human II, seguidos por un grupo más deforme aún, casi nauseabundos seres cuyos ojos desorbitados reflejaban una consciencia en involución.
Los grankas, ya no son los bichos originarios, ellos huyen hoy del hambre de nuestro pueblo, los grankas hoy, somos nosotros mismos
Fue la frase que Tahya I con cuerpo y rostro aterrador, transmitió a Belshú quien entrando en impotencia rabiosa, juró destruir a baba y a cuanto cómplice de sus planes hallara a su paso, decidiendo desde ese momento, armarse y formar un ejército de grankas para la venganza.

Los tiempos corrieron en ambos lugares. En Nibiru, luego de recuperar de su laboratorio secreto la muestra genética para el nuevo príncipe, Victus VII logró el capullo del cual nacería el nuevo rey. Aquel que sería coronado por Anumgel, quien era ya, solo una sombra caminante al cuidado de Veda I.

Los dhevas ante el anuncio de su nacimiento, rodearon el lago una vez más, esperanzados en ver a quien por fin pudiera hacer algo para quitarles las cadenas de trabajo y sufrimiento impuestas, a quien pudiera liberar el deseo individual de cada ser para no ser sometido a dolores de prueba necesarios en un ejército de conquistadores. Para no ser desechados y sacados de su ambiente hacia la zona prohibida por no tener la frialdad de matar siguiendo órdenes.

Human I tras su disfraz, esperaba inseguro el nacimiento, era poco el material de muestra y había tenido que utilizar otras materias primas para lograr el encargo.

El capullo se resquebrajó y de él emergió un dheva príncipe algo diferente, no tenía ni la altura, ni la belleza de Anumgel, sus colores en tonos azul grisáceo producían cierto sabor de derrota, el pueblo todo se hincó ante él, pero la sensación de desconcierto era evidente. Fue llamado Gama I y puesto en custodia so pretexto de emprender su aprendizaje, hasta decidir su destino, fuera de los ojos del pueblo que no entendiendo los sucesos, en rumores empezó a quejarse.

Victus VII pidió una segunda oportunidad, aclarando que la culpa del dheva no perfecto, no podía recaer en sus hombros, pues él había hecho lo imposible al faltar la materia prima.

Su reclamo dio la idea perfecta a baba para deshacerse de Anumgel, quien como inútil sombra deambulaba siempre acompañado de Veda I, ciego ante los sucesos que pasaban ante sus ojos sin ser vistos, manteniendo ciego al hermano que sin saber lo que ocurría en Nibiru, luchaba por sobrevivir en Rup.

Desde que Belshú regresara en busca de Jude I y encontrara a su hermano sin vida ya, con un dibujo trazado en el suelo a su lado, dibujo hiriente cuyo significado lo llenó de dolor, éste había jurado acelerar toda forma de regreso en busca de “justicia”, el dibujo tenía el significado de sentimientos capaces de resquebrajar el alma, pudiendo ser resumidos en una sola palabra “Traición”.

Supo que Clari VI había perdido su cuerpo ni bien llegando, asfixiándose entre el terror y el oxígeno faltante de las cuevas, prometiendo algún día si Dios se lo concedía, regresar a salvar a los suyos; Suertes parecidas con promesas iguales, sufrieron Senti I, Senti III y Just I.

Al tener que adaptarse a un ambiente diferente que les exigía ingerir alimento por sus bocas, alimento líquido como lo hicieran los dhevas ya convertidos en grankas, alimento sacado de los cuerpos de los grankas originarios del lugar, única forma posible de sobrevivir ahí que ellos no habían podido superar; Siendo por ello luego, ellos el alimento de los sobrevivientes, que a medida en que sus cuerpos lograban adaptarse al sitio, iban perdiendo su frescura y belleza.

Rescatando una muestra del combustible que quedaba en la última nave, la nave donde llegaría Belshú a Rup, nave con suficiente combustible como para volver de regreso a Nibiru que el apuro del destierro, no dio tiempo de planear como los viajes de las naves anteriores extrayendo el combustible de más. Los dhevas, ahora grankas en Rup, comandados por Tahya I en laboratorios improvisados, habían logrado con materia prima de esa tierra, crear suficiente combustible para el regreso a Nibiru de muchas naves. Just II dirigiendo un grupo de grankas más fuertes ya había puesto operativas todas las naves posibles, Human II pegado a Belshú quien ya no aceptaba otro nombre que Belshuel, era su mano derecha en adiestramiento para la lucha, de los dhevas-grankas más salvajes e involucionados. El plan estaba en marcha, preparaban su regreso.

Baba anunció al pueblo a través de sus voceros, la triste e inminente partida de Anumgel, quien era reclamado por su Dios Padre en sacrificio, para así poder entregarles un nuevo príncipe de belleza igual.

Ante la desesperación de Veda I que no quería soltarlo, Anumgel fue conducido a un risco frente al lago, Human I tuvo que presenciar el momento para poder activar a tiempo, las máquinas de succión para rescatar el cuerpo que caería al fondo del lago y poder recuperar la materia prima inicial reciclándolo. Perdería a su “hijo” y daría luz a un nuevo hijo esperanza de todos.

Gama I entendiendo ya los planes, en desacuerdo con ellos, pero en silencio inteligente, aceptó ayudar al nuevo príncipe por nacer, en su educación para reinar. Asegurando así su presencia como consejero a su lado.

Clari I no quiso ver el desenlace, encerrado en una pena infinita sin poder impedir los sucesos, se quedó oculto a los ojos de todos en la estancia de su amado Anumgel, siendo consolado por Clari III quien suplicaba por un error que despertara a Anumgel de su letargo.

Conducido por Lub I, Anumgel caminó lentamente hasta el borde del risco, no entendía lo que estaba sucediendo, su consciencia dormida, no alcanzaba a imaginar la realidad de sus pasos, al llegar al borde Veda I trató de rescatarlo abalanzándose sobre él para detenerlo, no pudo… Lub I a espaldas de Anumgel dio a su cuerpo el empujón necesario, no visible para los demás, el golpe suficiente para propiciar la caída que los brazos de Veda no pudo detener, cayendo con él al fondo del lago que como no lo habrían imaginado nunca en un espacio levitable, tenía en su centro una fuerza de atracción ineludible causada por las máquinas preparadas para succionar el cuerpo del príncipe sacrificado”.

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