CAPITULO SIETE
EL PUNTO 0
SACRIFICIO vs. VENGANZA
“El pronunciamiento de
Hed I hacia la comunidad, hizo de ése momento, un recuerdo que debía ser
conmemorado siempre, el día del “sacrificio: Cuando el rey, el hijo de Dios; Abriendo sus brazos hacia el horizonte,
diera su vida por todos los dhevas. Era el principio de una nueva historia,
todo rastro del pasado debía olvidarse y con júbilo entender que todo
sacrificio era un acto de “amor” y que ese amor demostrado por Anumgel al “lanzarse
al lago” daría su fruto en prosperidad para todos y todos serían testigos del
renacimiento de su Dios quien volvería en cuerpo y alma para gobernar a su
pueblo.
La voz sin sonido de Hed I quedaría grabada
en las mentes de todos.
Mientras Anumgel respiraba de las aguas
turbias del lago, perdiendo poco a poco la consciencia, sin entender los
sucesos, Veda I aferrada a él, intentaba inútilmente luchar contra la succión
del fondo, perdiendo también la vida del cuerpo. En Rup; Belshú detenía su movimiento
sin poder explicar a sus hermanos dedicados al entrenamiento de la lucha, por
qué su desesperación. Se veía caer al lago, luchaba por salir sin lograr
moverse, sentía la asfixia cerrar su respiración, cayendo de bruces sobre el
lodoso suelo frente a los ojos de todos, asistido por la preocupación de Clari
XI…
La historia que en adelante se contaría en
Nibiru había sido sellada ya, el cuerpo inerte de Anumgel, recogido por
tuberías que lo llevaron al laboratorio, el cuerpo de Veda I desechado, marcaban
un final y un reinicio.
Fue entonces cuando Victus VII empezó su
“Gran obra”, en sus manos estaba la “creación” del nuevo príncipe y ésta vez,
no podía equivocarse.
Al abrir los ojos Belshú en brazos de Clari
XI retomando su consciencia, ya no tenía sensaciones que lo ligaran a su
gemelo, algo había sucedido… Sintió la necesidad de apresurar su regreso y así
lo hizo saber a sus inmediatos, pero aun no estaban preparados. Las naves
poseían ya combustible, pero debían repararse aún partes deterioradas. El grupo
de lucha aun no lograba manejar su energía para el ataque y los ya grankas solo
esperaban devorar a cuanto ser se pusiera delante.
Debían esperar; tomar el tiempo necesario
para lograr un ejército obediente y naves óptimas, tiempo en que Belshú fue
mostrando a todos, que aquel momento de desvanecimiento sí había causado un
cambio en él.
Ya no hablaba de justicia, solo de venganza,
sensaciones que turbaban a Human II; Ya no hablaba del reencuentro con el
hermano, hablaba de una supuesta traición y alejamiento convenido del mismo,
creando dudas en la mente de Just II. Hablaba de Anumgel como si no fuera parte
de sí, como si al no sentirlo, asumiera un engaño que merecía castigo con la
muerte del supuesto “rey” para tomar él el poder, dejando a Clari XI un sabor
de desolación que aumentaba sus miedos naturales… Ya no hablaba de libertad
para su pueblo, la fijación de destruir a todos, no solo a baba, se había
convertido en una obsesión.
Era secundado con dudas por sus seguidores,
Tahya I consideraba exagerada esa posición culpando solo a baba de todos los
sucesos, a baba y a su séquito inmediato, Hed I y Lub I, sumando a estos, la
colaboración de Human I a quien Tahya sí pudo detectar bajo el disfraz de
Victus VII, considerándolo desde ese momento el traidor principal.
Por su parte Human II fiel a Belshú, lo
apoyaba en todo lo que este ordenara, sin saber exactamente por qué Tahya I se
oponía, habiendo entre Tahya I y Human II constantes discusiones, ambos como
consejeros de Belshú, luchaban por ser quien tenía la razón.
Just II era quien lograba tranquilizar las
constantes fricciones entre los dhevas del exilio y Clari XI quien intentaba
serenar a Belshú en su furia ante la necesidad de esperas.
Al cabo de un largo tiempo, los habitantes de
Nibiru, en la espera del “regreso” de su guía, habían aceptado el cambio en su
historia, enseñando a todos los nacientes, el nuevo *Cuento del principio de
los principios*.
Había llegado también el momento, en que en
el laboratorio la obra encargada estaba terminada, el nuevo príncipe creado por
Human I nacería a los ojos de todos y debía ser idéntico a Anumgel, pero
individual, aunque sumiso a orden de baba.
Human I no pudo extender más los tiempos, lo
intentó, pero debía terminar el encargo y aunque sabiendo que el cuerpo sería
el esperado, no tenía la certeza de lograr el carácter pedido, el “alma”
indicada. Mil preguntas interrumpían su concentración, ¿qué había hecho antes
que el alma no fuese como pretendieron crearla? ¿Realmente podrían en un
laboratorio crear el alma como creían? No había respuestas, aún no; Solo
restaba esperar el nacimiento y comprobar con ello, la capacidad de creación de
un alma, una consciencia, en un laboratorio.
Entonces después de un paso de tiempo
incalculable, el pueblo volvió a reunirse alrededor del lago, admirando el
capullo en el cual volvería a la vida su Dios hecho Dheva. Todos calentaban su
nacimiento con la fuerza de su energía a través de sus manos, todos esperaban
un resultado de esperanza, ante la mirada ambiciosa de un baba dispuesto a todo
por lograr sus fines.
Cuando el nuevo príncipe emergió del capullo
en el que su cuerpo se formó, todos quedaron embelesados con su imagen y su
gracia, él simplemente salió y en vuelo se deslizó entre sus hermanos como
jugando, su desplazamiento aparentemente era para él extremadamente divertido.
Avanzaba envolviéndose con los otros dhevas, como si se revolcara con ellos en
el ambiente. Las gasas de sus transparentes alas se confundían en la humedad
del ambiente y se mezclaban con las de los demás, produciendo en todos una
sensación de mucha felicidad. Sin ruido pudo percibirse algo parecido a risas
en el ambiente.
Extrañados ante el suceso Lub I y Victus VII,
lo escoltaron cruzando por las cimas de los volcanes encendidos que como cadena
bordeaban el lago, hasta llegar al centro de la comunidad, para ocupar su lugar
en el castillo de los “reyes” donde lo esperaba Gama I para convertirse en su
maestro principal.
El nuevo príncipe fue nombrado por Victus
VII; Mriem VI, por ser el sexto príncipe puro, Sacando de la ecuación el error
de los hermanos y el nacimiento de Gama I; Mriem VI, era el sexto hijo de un
experimento de galaxias, nacido perfecto tras su creación en el laboratorio, en
donde los primeros cinco Mriem habían sido reciclados hasta lograr a los
gemelos.
Al poco tiempo de nacer, en el templo de
arena de oro compactada, Mriem VI fue puesto ante una máquina con pantallas de
luz, iniciando su preparación para atravesar niveles de sabiduría. Enseñanzas
sobre hechos pasados, formas físicas de lugares, especies y lenguajes, así como
el aprendizaje de las costumbres de los mundos, buscando razones en la razón de
los seres que debía estudiar.
Su vida debía ser puesta al servicio de su
raza, a la entrega por la paz de su pueblo, la hermandad de meditar con sus
compañeros dando todo de sí. Dar. Siempre dar. Aprender que su destino era dar.
Nunca recibir.
La tercera pirámide, no sería accesible aun
para Mriem VI, construida de metal y roca le cerraba sus puertas.
Mriem VI, como príncipe de luz, estaba
obligado desde su nacimiento a seguir un destino de aprendizaje y renuncia a
todo lo físico que estuviera a su alrededor. Debía perder por convicción su
libre albedrío, como única manera de asegurar la continuidad de la especie evitando
repetir la historia pasada que hablaba de su responsabilidad por la influencia
de su presencia. Los Dhevas, temerosos del daño que podrían causar a otros si
seguían el ejemplo de Belshú, debían llevar su pasado, como un recuerdo del
error que sería para un dheva tomar su libre albedrío… Aprendiendo frases de la
*nueva historia* grabadas ya en el pueblo y tantas veces repetidas en los
versos del que llamaron libro de la vida:
*Anumgel
primer dheva superior, hijo mayor de la tierra de la luz llamada NIBIRU,
adquirió el compromiso de guiar a sus hermanos en un camino de amor, pero la
energía oscura buscó colarse entre los hijos de la luz, tentando al hermano
menor de Anumgel, llamado Belshú, quien sintió envidia de su hermano guía, y
quiso ser más amado que él, pretendiendo ser más grande y poderoso que el mismo
Padre creador y su espíritu ambicioso fue presa del mal tratando de eliminar a
su hermano de luz. Y los hermanos se enfrentaron fuerzas iguales en intensidad,
y la sombra se sintió poderosa, luchando contra la luz, odio contra amor, que
por la furia de la pelea se ensombrecía, confundiendo la mente y el alma de
Anumgel el hermano de luz, ante los ojos triunfantes de Belshú, hermano de
sombras. Pero la comunidad de hermanos alados, impidieron el daño del cuerpo y
alma de Anumgel deteniendo la lucha, unidos en su amor y cerraron las puertas
de su jardín de oro y cristal, enviando fuera a Belshú, el dheva que por libre
albedrío se tornó negativo perdiendo su belleza, opacándose el brillo de su
piel y la luz de sus ojos al llenarse de oscuridad.*
Mriem VI solía poner en duda esas enseñanzas,
haciendo preguntas que ni Gama I, ni Victus VII estaban autorizados a
responder, teniendo que aceptar como respuesta un *Aun no es el momento*,
respuesta que hacia evidente en el joven Dheva, un total inconformismo. Él,
estaba dotado a plenitud de capacidades energéticas natas que debía dominar,
aprendiendo el manejo de las mismas. Le correspondía el dominio de la vista
plena (ver claramente lo no visible), el multidesdoblamiento, la sanación, la
clarividencia, la lectura de energías y pensamientos que se ocultaran a su
alrededor y era más que difícil evitar su visión hacia las verdades no dichas.
Entre tanto manejo espiritual se encontraban también: la destreza de las manos
para el dibujo como medio de comunicación con quienes no pudieran expresarse
mentalmente con claridad y la capacidad de convertir los pensamientos en
melodías sonoras. Debía ser preparado para poder explotar todo su potencial al
máximo sin por ello perder la existencia en manos de baba, lejos de poder
manejarlo a su antojo como era su pretensión, tendría un duro oponente… Gama I
lo sabía y por ello, se encargaría en la pirámide de cristal, de conducir esa
preparación.
Algo había cambiado para Belshú en Rup, no
sabía por qué, no sabía que sucedía, era incapaz de visualizarlo, pero sentía
que la conexión con su hermano gemelo, aunque de forma diferente había
regresado… Trataba de ver a través de esos ojos que estarían en Nibiru, pero
era imposible, aun sintiendo la existencia viva del cuerpo que era parte de su
cuerpo, no lograba hacer contacto, como si siendo el mismo, fuera otro ser.
Esto puso a Belshuel en un estado de crisis violenta que solo Clari XI podía
amainar, todo era motivo para su enojo, todo debía hacerse con mayor rapidez,
algo estaba opacando su conexión con su otro yo, su parte y ese algo no podía
ser otra cosa que baba, él debía destruirlo para así poder unirse nuevamente a
esa parte de él que siendo el mismo, albergaba su ternura, su paciencia, todas
las emociones que unidas a las que abrazaba en su parte presente, podrían
lograr nuevamente su equilibrio. Tahya I fue quien dio la noticia a todos,
después de una larga espera, habían logrado afilar las máquinas y a los
soldados, por fin había llegado el momento del regreso.
Fue cuando las naves exiliadas en caravana
amenazante cubrieron con sus imágenes la cúpula de vida en Nibiru. Rayos de las
máquinas trataban de romperla, rayos de energía que debía ser graduada para sin
destruir el hábitat existente, lograr la apertura de ingreso a la ciudad y la
rendición del triunvirato.
Los ataques de los grankas comandados por los
exiliados, causaban destrucciones al suelo del planeta y ponían en peligro los
cuerpos físicos de sus habitantes. Los maestros dhevas, entre sus enseñanzas
dieron entonces mucha importancia al control del dolor. El tema había sido
mencionado muchas veces a los ingenuos dhevas, quienes sabían sobre el dolor
físico solo por imágenes narradas, éstos hablaban de él como una fastidiosa
sensación que sólo la mente en calma, podía manejar.
Gama I especialista en el tema, trató de
enseñar a Mriem VI a lograr la concentración que se suponía le daría el poder
para controlarlo, la mente debía dominar al cuerpo.
Mriem VI y Gama I se inclinaban para buscar
la meditación y el suelo les regalaba sin esfuerzo a ambos la respuesta. Su
energía cuando estaba casi agotada, empezaba a nutrirse de nuevo con la vida
del mismo suelo. Nibiru, era un gran templo de energía, como lo es la tierra y
todos los planetas.
Human I por su parte, mantenía una
preocupación al ser destinado como guardián inmediato de Mriem VI, la misma
preocupación de Gama I, aunque cada uno por razones diferentes. Gama I debía
enseñarle y lograr en Mriem VI la templanza, la calma, la obediencia
aparentemente perfecta al régimen y su obra era permanentemente discutida por
el joven sucesor que se apuntaba como un rebelde… Human I debía comunicar
cualquier “rebeldía” de parte del nuevo príncipe, para así poder a tiempo reciclarlo,
rebeldías que mantenía en silencio.
Mriem VI, que teniendo la belleza exacta de
los gemelos, mostraba en sus alas un tono mandarina más brillante, se divertía
en juegos que no le correspondían, su curiosidad era mayor que cualquier
advertencia, aventurándose cada vez que podía en la exploración de documentos,
edificios y zonas a donde no debía acercarse y en las que siempre era
sorprendido por Victus VII… En su condición de príncipe de luz, Mriem VI debió
dejar el aprendizaje de ruidos vocales para el final de su educación aún en
proceso, igual que el uso de armas y la construcción de naves, también
aprendería esas técnicas, pero después del aprendizaje y dominio de las
capacidades de la mente y el espíritu.
El príncipe anhelaba ser un navegante, pilotear
las naves y luchar con las armas; Muchas veces siguió hasta su destino a los
pilotos, pero Victus VII impedía siempre su curiosidad, regresándolo ante Gama
I que preocupado por el vehemente deseo de saber más allá de lo debido que
demostraba Mriem VI, procuraba aquietar su curioso espíritu pidiendo paciencia.
Dirigiéndolo cada vez que era necesario, al templo de oro en donde debía por la
repetición de la historia, entender su necesidad de suprimir por el momento
esas curiosidades. La historia insistía en el juego del bien y del mal:
*Belshú
llevando consigo a los hermanos que lo siguieron en su ambición, se trasladó en
su nave de fuego hacia el planeta vecino a Nibiru, Rup la tierra seca y gris de
los grankas. Envenenado por su deseo de superioridad dominó con su inteligencia
dedicada al mal, a los seres subterráneos del mundo gris, que no querían
conocer el amor y les enseñó de máquinas y transformó los avances técnicos de
sus hermanos dhevas en formas de daño y el tiempo paso para él preparando la destrucción
de Anumgel, haciéndose llamar Belshú Dios de la oscuridad. El rencor de Belshú
fomentado por la envidia ante la belleza de su gemelo, lo había llevado a
procurar el exterminio de la raza intentando causar con sus ataques el caos del
sistema*.
Mriem VI, educado bajo esas ideas, antes de
opinar, debía esperar hasta el día en que al ser un dheva superior, recibiera
su responsabilidad de guía. Ese día conocería el interior de la tercera
pirámide, podría ver la elaboración de metales y combustible, así como la
construcción de naves, ese día sería guía como antes lo fuera Anumgel y como lo
harían después de él, los dhevas príncipes a los que él daría vida tras su
sacrificio una vez terminado el tiempo de su reinado. Pero la incursión de
Belshú, había agotado su tiempo de enseñanzas, sin permitir espacio a la
ceremonia que le daría su responsabilidad de guía superior.
Muchos fueron los ataques que recibió el
suelo de Nibiru causando daños que habían mermado poco a poco, la capacidad de
existencia de matrices para nuevos nacimientos, el tiempo se había convertido
en una guerra eterna sin treguas y a pesar de ello, los dhevas teniendo naves
para huir, seguían allí, confiando en que llegaría el momento del
arrepentimiento de los seres oscuros comandados por Belshú.
Baba no cedió nada, no dio paso a ningún tipo
de razonamiento, parecía como si los sucesos lejos de molestarle, causaran su
total placer, rompió toda comunicación con las naves atacantes, asegurándose de
destruir toda máquina que pudiera abrir un diálogo y exigiendo al pueblo
proteger su ciudad, so pretexto de ir al consejo de las galaxias en busca de
refuerzos, partió con Lub I, Hed I y un ejército adiestrado a su servicio en
una nave a donde su cuerpo fue llevado sin ser visto por la comunidad, nave que
partiera hacia el lado opuesto a la vista de Belshú.
Los hermanos resistieron los ataques sin
atreverse a cambiar las órdenes impuestas a pesar de no tener ya verdaderos
motivos para temer. Era tarde; Ya no importaba el motivo real, el miedo era ya
el único motivo, aunque aquello que lo causara no estuviese presente.
Hasta que una de las máquinas de Belshú atacó
el centro mismo del lago dador de vida, causando el estremecimiento del suelo
que ante los ojos aterrados de los dhevas fue resquebrajándose, avisando su
agonía ante la inevitable muerte de su esencia, tragándose con inesperada
succión a quienes se encontraban cercanos a las grietas que como bocas
hambrientas se abrían. La humedad del ambiente, necesaria para la existencia,
perdía su brillo y frescura rápidamente, el final era solo cuestión de tiempo.
Los dhevas se organizaron entonces para la
huida, reuniendo a todos en el límite de las montañas esperando las naves que
los navegantes acercarían desde la zona cercana donde se encontraban. El cielo
se tornaba sombrío, cada vez más oscuro, de un tono rojo opaco como sangre sin
brillo. El dolor del suelo que no dejaba de temblar cubría los pequeños oídos
de Mriem VI, Victus VII y los dhevas que se encontraban con ellos, con un ronco
gemido.
Por fin, de entre las montañas surgió la
imagen de Gama I quien estaba ya al tanto de la noticia de naves insuficientes.
Él sabía que baba había migrado a destruir algún otro lugar, que no pediría
auxilio al consejo de las galaxias; Sabía que de quedarse todos ahí más tiempo,
no tendrían la oportunidad para detener a baba con el único dheva capaz de
hacerle frente. Sabía que podrían perecer todos en manos de Belshú de darse un
enfrentamiento entre él y Mriem VI. Debía tomar una decisión, quedarse todos permitiendo
la lucha entre los dhevas príncipes, no estando Mriem VI preparado aún o
embarcar al nuevo príncipe custodiado, preparándolo durante el viaje para el
enfrentamiento con baba y poder llegar ellos a denunciar los sucesos al consejo
de las galaxias.
No habiendo naves suficientes para todos,
debía quedar como resistencia en Nibiru el inmenso grupo que no podría
embarcar, tratando de aquietar la furia de Belshú hasta lograr la colaboración
e intervención del consejo en su planeta.
Desde ese momento Gama I el príncipe sucesor
con mayor experiencia, tomó el mando de la comunidad viajante y avanzó hacia el
pueblo que esperaba las naves, planteando las opciones y su decisión ante la
necesidad de buscar la mejor salida para ellos y para el universo. No todos
embarcarían, no contaban con naves suficientes para una migración total de la
raza. Había solo 7 pequeñas con capacidad para 7 navegantes cada una y la nave
madre con una capacidad total para 95 tripulantes.
La orden fue clara, Victus VII como guardián
inmediato guió a Mriem VI hacia la nave madre apuradamente, comandando esa
nave, iría también Gama I, con ellos embarcaron los Dhevas con mayores
capacidades y conocimientos para el viaje. Las naves pequeñas llevarían a
quienes pudieran… Clari I y Clari III se negaron a embarcar, ellos seguros de
poder convencer a Belshú de la inocencia del pueblo, se quedaron como cabezas
del inmenso grupo de dhevas dispuestos a recobrar su paz esperando para ofrecer
su amor al hermano en sombras. Las naves a tope de sus tripulantes partieron.
Los grankas comandados por el dios Belshú
como se hacía llamar a sí mismo, descendieron en una tierra que resecándose en
temblores, emanaba fuego desde sus profundidades. Belshú buscaba en la
confusión, desesperadamente encontrarse con los ojos de Anumgel, podía sentirlo
cerca aunque no pudiese compenetrarse con él. Los dhevas que no lograron huir
en viaje errante asustados ante el cambio de su imagen antes hermosa y en ese
momento dura, aterradora, le suplicaban piedad, compasión por la tierra amada y
sus habitantes; Él solo tenía una pregunta por la que exigía respuesta, ¿Dónde está Anumgel?
Clari I narró como pudo los hechos
acontecidos con el príncipe guía, hechos que no encontraban lógica ante los
ojos ni de Clari XI ni de Just II, suicidio inexplicable imposible de creer por
Belshú…
Tahya I y Human II sin perder ni un instante,
fueron con un grupo de grankas en busca del triunvirato al castillo metálico
que aun resistía los derrumbes causados por las armas, no los encontraron… A su
paso cayeron en las hambrientas fauces de los grankas los guerreros que
adiestrados quedaron defendiendo la fortaleza y al no encontrar a los
principales causantes de su resentimiento, fueron en busca de Human I, justo en
el momento en que la tierra sobre la cual se erguía la pirámide trunca se abrió
devorando completamente el castillo metálico, ahogando la existencia física de
todos los que se encontraban ahí…
Clari XI suplicaba clemencia para sus
hermanos, Belshú ciego de ira daba orden de exterminar a todo aquel que le
negara el rastro vivo de su hermano; Los grankas a sus órdenes exterminaron
empezando por Clari I, toda vida que estuvo en sus manos, disfrutando del sabor
del líquido vital de los dhevas caídos.
Entonces lo sintió, tuvo la certeza de saber
que Anumgel estando vivo en cuerpo, se alejaba de él, dando orden inmediata de
perseguir la nave que llevaba a su hermano lejos.
Muchos grankas y dhevas en transformación
abordaron de nuevo junto a Belshú y Just II, dos de las seis naves que aún les
quedaban operativas, Clari XI esperaba el regreso de Tahya I y de Human II,
tratando de proteger con su cuerpo a Clari III de las explosiones que
suprimieron su tiempo de espera y su posibilidad de embarcar, dando fin a sus
cuerpos.
Partieron tres naves más con dhevas-grankas
que seguían a Belshú logrando escapar del horror del suelo de Nibiru que sin
detener su vibración destructiva iba prendiéndose todo en fuego… Las naves
dhevas seguidas de los dhevas-grankas, lograron a tiempo escapar sin rumbo,
pudiendo ver a la distancia a través de los ojos (ventanas alargadas de las
naves) antes de ser cerrados, el fuego voraz de Sirius encendiendo el espacio,
llevándose Nibiru su amado suelo… La tierra de oro y cristal, estalló en llamas
de terror calentando la galaxia causando la furia de Sirius que ardiendo devoró
cada pedazo del planeta destruido, absorbiendo con fuerza desmedida todo rastro
de polvo alrededor, llevando hacia su fuego interno también a Rup, el planeta
gris cuna de los grankas.
Los dhevas iniciaron en ese momento, una
carrera escapando de sus hermanos transformados por el universo, grankas que
los seguirían en una persecución de eternidades… El caos causado formó entonces
remolinos de fuego en el espacio cercano desestabilizando las galaxias,
haciendo temblar la estabilidad de la tercera dimensión y con ello, poniendo en
riesgo todo espacio dimensional, toda vida existente”.
- Debo hacer preguntas, necesito entender –
Interrumpí bruscamente su relato.
- Hazlas, es el momento- Su respuesta era
serena.
- ¿Por qué los dhevas que se quedaron no se
defendieron? Eran seres evolucionados, con tecnología…
- Y con Miedo… ¿Recuerdas el paradigma de los
monos y las bananas? No sé si la historia de los monos sea real a no, el caso
es que en la comunidad dheva se dio… No tenían ya al generador de sus miedos
cerca, ni siquiera tenían claro al paso de tanto tiempo por qué debían sentir
miedo; Era un miedo aprendido y ninguno se cuestionó las razones de su miedo y
aceptación al caos, simplemente temieron y bajando la cabeza permitieron el
terror.
- ¿Ok, si no estaban en la capacidad de
defenderse, por qué no tenían suficientes naves para escapar?
- ¿Por qué Baba a quien no le interesaba la
supervivencia de nada más que él, daría la orden de construir naves como para
albergar a toda la comunidad? Limitaba todo lo que no fuera a su favor; No
hacía falta construir más naves que las que baba creyó conveniente tener de
llegar el momento de partir con su ejército, ejercito que al paso de los
tiempos, no fue numeroso…
Estaba indignado con las respuestas,
detestando a Baba como si lo hubiese conocido, queriendo ser yo el protagonista
de la historia que le diera el punto final. Cómo era posible que un pueblo de
gran tecnología y evolución espiritual hubiese terminado su existencia de una
manera tan simple, sin oponer resistencia o convirtiéndose en monstruos que se
comían unos a otros…
- ¿Por qué había devas con su consciencia
involucionada?, ¿Por qué no se evitó? ¿La involución se da sólo por una
cuestión de tiempo? Es decir, los que llevaban más tiempo en Rup eran como
bestias que solo pensaban en devorar… ¿Porque la reacción tan diferente en
Clari XI que también llevaba mucho tiempo en Rup, tratando de proteger por
ejemplo?
- La consciencia no involuciona, Puede
mantenerse estática sin movimiento, en un punto central, neutro, causado por la
comodidad de no tomar decisiones, de no dejar el confort, de no adquirir,
aceptar responsabilidades, ya sea por facilismo o por miedo a cambiar de
ambiente; Pero al momento de tomar decisiones, evoluciona siempre, ya sea hacia
lo positivo o hacia lo negativo según la decisión tomada. La involución que se
dio en Rup, no fue de las consciencias, fue un hecho físico causado por el
ambiente del lugar; Así como los cuerpos deformados, los cerebros en donde
habita la consciencia, sí se deformaron involucionando, atrapando poco a poco
con el paso del tiempo las consciencias, en una masa cerebral deforme que al
llegar a un punto de destrucción neuronal, dejaba de razonar… Imagínate lo que
puede pasar con tu cerebro si lo sometes a químicos que van quemando sus
conexiones, llega un punto, en el que ni siquiera sabes que tienes cerebro,
mucho menos consciencia, al haber sido ésta encerrada como en un coma
permanente.
Me costaba entenderlo, sin embargo siendo
consciente, muchas veces bebí al punto de perder la consciencia. Bebí al punto
de llegar a mi casa sin saber cómo, viví borracheras comunes que alegran y
estupidizan la mente, poniendo el cerebro y el cuerpo en un estado de embriaguez
que nos lleva a hacer cualquier cosa sin poder luego recordarlo. No pude menos
que sentir pena por esos seres cuyo estado de embriaguez no había sido escogido
como el mío al empinarme una botella. Estado de involución físico al que
definitivamente yo no querría llegar, planteándome en ese momento, la necesidad
de beber con mesura la próxima vez…
- ¿Baba huyó por miedo a Belshú?
- No… Belshú al no estar Anumgel ya no era un
oponente para Baba, estaba dividido y por ello menguado en su poder. Al ver la
fuerza de daño de Belshú, baba se enojó consigo mismo por el error cometido al
escoger como guía a Anumgel, Belshú según lo demostrado, pudo ser el “escogido”
perfecto, siendo el único realmente capaz entre los dos hermanos de secundar
sus deseos de destrucción. Huyó porque entendió que ya todo estaba hecho, que
quedarse a mirar el final no tenía mucho sentido, menos sabiendo que ya existía
un dheva con las capacidades iguales a los gemelos unidos, Mriem VI, único
posible enemigo parejo en fuerzas. Huyó esperando haber dado un golpe final
para la involución, preparado para intentarlo de nuevo si el caos desatado no
lograba cerrar el círculo de la destrucción del todo.
- ¿A qué te refieres con la destrucción del
todo? ¿Las vidas físicas de otros planetas en la tercera dimensión? ¿Qué sería
poner en riesgo todo espacio dimensional, toda vida existente?
- Al decir toda vida existente soy literal;
Destrucción del TODO. Las vidas Físicas de TODOS los planetas y espacios de la
tercera dimensión. La tercera dimensión en caos pudiendo causar la destrucción
de otros espacios, haciendo temblar su forma, obligándola a unirse con la
cuarta dimensión, jalando en esa unión a las otras, una a una fundiéndose,
terminando por concentrarse en densidad oscura creándose la destrucción, la
involución del todo, volviendo lo creado a la nada.
- ¿Pero eso no es posible verdad? – Mi
pregunta pretendía ser una afirmación…
- Vamos a descansar, son ya las cuatro de la
madrugada y a las ocho de la mañana es el entierro, debo dormir un poco… Por la
tarde iniciaré un taller de grupo más íntimo, trabajaremos la alquimia
energética, ¿irás?- Esquivaba mi pregunta sin disimulo.
- No me has respondido.- No lo dejé huir.
- Tal vez no deba… No aún.
- ¿Crees que me basta un “No es el momento”?-
Exigí respuesta.
- Esta historia se llama Reset, como alegoría
a las computadoras y sus juegos, al punto de retorno al principio para volver a
intentar… Reset, Reinicio, nuevo principio… ¿Eso no responde tu pregunta?
Temblé… No sabía si quería entender o no la respuesta,
no estaba seguro de querer oírla, pero estaba menos seguro aún de querer
imaginarla sin certezas que lograran tranquilizarme.
- No… Responde por favor, ¿La destrucción del
todo, de Dios, es posible?
- No – Respiré aliviado – No se puede
destruir la fuente de la creación, pero sí todo lo creado obligando a la
creación, a la fuente del inicio de todo, “Dios” como lo llamas, a detener su
crecimiento para volver a empezarlo todo.
- Pero sería estúpido de parte de baba, al
destruir todo se estaría destruyendo también él… No lo entiendo.
- No… Al destruir todo lo creado con
individualidad en las diferentes dimensiones, estaría destruyendo su forma
física y los espacios de las energías individuales, llevándolo todo al punto
cero… Siendo el punto cero él, su consciencia; Sabiendo que la fuente creadora
volverá a crear, él desde la mayor densidad, volverá a tomar un cuerpo en la
densidad física inmediata para repetir el único afán en su existencia,
encontrar la manera de destruir la creación, aunque ello implique
autodestruirse… Total, desde su razonamiento, destruir el todo siendo él la
nada, sería ser “Dios”.
- Pero es estúpido… ¿Dios de qué si no habría
nada, ni él? – Mi imaginación no podía entender un razonamiento tan absurdo,
irracional, falto de inteligencia. -¿Y qué sucede con los seres que lo
acompañan y lo apoyan?
- Lo acompañan y lo apoyan por ambición, por
creer que cumplirá convenientes promesas… Por creer en su “lealtad” y la
lealtad querido amigo, no forma parte de baba. Ofrece mucho para lograr sus
metas y muchos caen ciegos ante la promesa de “poder”, otros lo siguen por
miedo a perder sus existencias, pero al no conocer realmente quien, que es,
pocos razonan el verdadero alcance de sus “Apoyos”, ninguno imagina el único
final posible. De lograr su objetivo, baba no tendría que preocuparse por
cumplir ninguna promesa, pues no habría a quien cumplirlas.
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